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    10 millones de dólares recuperados para un estudiante universitario que sufrió una parálisis tras un diagnóstico erróneo en urgencias.  

     

    En 2014, James Lavoie y Ben Lavoie aceptaron representar a un joven estudiante universitario en un extraordinario caso de negligencia médica. El estudiante universitario había estado sufriendo dolores de cabeza y síntomas generales de enfermedad durante todo el verano anterior sin que los médicos pudieran determinar el origen del problema. Entonces, en octubre de 2013, el estudiante universitario se puso tan enfermo que él y su novia decidieron que tenía que ir a una sala de emergencias local para recibir tratamiento. Llamó a su madre antes de ir al hospital, y al percibir la gravedad de la situación, ella condujo 70 millas para asistir también a la cita.

    En el hospital, el joven se quejaba del peor dolor de cabeza de su vida, dificultades de visión, mareos, náuseas, equilibrio inestable, dificultad para caminar durante los últimos días y pérdida de peso reciente. La doctora del Servicio de Urgencias que atendió al joven tomó nota de sus síntomas y observó que tenía nistagmo (movimiento anormal de los ojos), pero observó un examen neurológico por lo demás normal. No examinó su capacidad para caminar. El estudiante, su novia y su madre se quejaron de que solicitaron repetidamente al médico que realizara una tomografía computarizada o una resonancia magnética del cerebro del joven, pero el médico se negó, diagnosticando en su lugar una migraña e informando a la familia de que, dado que se le había programado una resonancia magnética para el día siguiente (por orden de otro médico que había estado tratando al joven por sus síntomas de dolor de cabeza), no era necesario realizar ninguna exploración en ese momento. El joven fue dado de alta del Servicio de Urgencias.

    Trágicamente, el estudiante universitario volvió al apartamento de su novia, siguió enfermando y luego se desplomó. Resulta que había estado sufriendo una hidrocefalia aguda (demasiada acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro a causa de una meningitis no diagnosticada), y la presión en el cerebro le llevó a sufrir una hernia del tronco cerebral. Estuvo a punto de morir. Sin embargo, se sometió a una operación cerebral de urgencia en otro hospital local, y le salvaron la vida. Sin embargo, la lesión del tronco cerebral le causó lesiones neurológicas permanentes que le dejaron tetrapléjico.

    James y Ben Lavoie hicieron revisar el caso por cinco médicos de renombre: dos médicos de urgencias, un neurólogo, un neurocirujano y un neurorradiólogo. Su consenso fue que el médico de urgencias que atendió al joven tenía el deber y la obligación, en virtud de las normas de atención aceptadas para la medicina de urgencias, de realizar una tomografía computarizada a un paciente que presentara los síntomas y los antecedentes del estudiante universitario. Además, era seguro que si se hubiera realizado un TAC, se habría llevado a cabo una sencilla intervención quirúrgica para aliviar la presión del líquido en el cerebro y el joven no habría tenido ninguna lesión permanente.

    James y Ben demandaron al hospital y al médico de urgencias por no haber diagnosticado y tratado adecuadamente al joven. En respuesta, los abogados del hospital y del médico alegaron que la norma de atención no exigía ningún TAC, que el médico sugirió pero no ordenó que el joven se sometiera a un TAC, y que éste lo rechazó. Esta sugerencia de un escáner y la negativa del paciente a realizarlo no se registraron en los registros médicos, que de hecho contradicen que se ofreciera un TAC.

    El caso se litigó enérgicamente durante un año y medio y, pocas semanas antes del juicio, se llegó a un acuerdo por 10 millones de dólares. El importe del acuerdo fue una cifra que permitió al joven obtener todos los cuidados, el tratamiento y la asistencia que necesitaría durante el resto de su vida, al tiempo que le permitió tener oportunidades de crecimiento personal, educativo y social. Lograr este resultado para un cliente tan joven, admirable e inspirador ha sido, sin duda, uno de los puntos culminantes de las carreras de James y Ben, y fue aún más satisfactorio hacerlo juntos.

    Lindell & Lavoie, LLP

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